miércoles, 2 de noviembre de 2016

Carta a los Técnicos de Emergencias Sanitarias

Mi querida sociedad…
Permíteme que me presente, mi nombre es Margalida Garí y soy enfermera desde junio del 2015. Me gusta remarcar esa fecha porque no soy, ni por asomo, una experta profesional, sin embargo mi falta de experiencia me da la preciosa ventaja de levantarme todos los días con más ganas, esfuerzo y voluntad para poder ser el día de mañana esa enfermera que todos quisiéramos tener a nuestro lado en los momentos difíciles. Humilde, formada, técnica, humana y, sobretodo, cuidando de todos vosotros. Ya que no hay que olvidar que cuidar siempre ha sido curar.
Gracias a Dios (o a la humanidad) esa labor no me pertenece solamente a mi, existen una gran variedad de profesionales que componen el tejido complejo que define a la palabra cuidar. Ellos son las mujeres de la limpieza, las recepcionistas de los hospitales, los telefonistas y centrales de coordinación de emergencias, los facultativos de medicina (reconozcamos que, algunos, son hasta buena gente), los auxiliares de enfermería, los técnicos de rayos, los psicólogos (y todos los logos que existan), los fisioterapeutas y, aunque haya muchos más, los que hoy son los protagonistas de esta carta, los técnicos de emergencia sanitaria que, curiosamente, no solo conducen.
Mi querida sociedad, los técnicos de emergencia sanitaria o T.E.S para los enfermeros es el equivalente a decir los grandes ángeles caídos del cielo en plena acatatumbe extrahospitalaria.
Un T.E.S es capaz de gestionar todo un accidente de tráfico de una, varias o múltiples víctimas mientras el médico y el enfermero se encomiendan al mismísimo Zeus para salir ilesos de allí, es capaz de prestar ayuda tanto al médico como al enfermero en su gran variedad de técnicas invasivas y no invasivas que se tienen que llevar a cabo en plena calle, sin un edificio protector ni cincuenta profesionales más que pueda socorrerte en el peor de los casos, bajo la lluvia, bajo la nieve, bajo un sol africano que quema hasta las pestañas, en el asfalto, en la tierra en la, tan estimada, arena de la playa, en el inmenso estadio de un campo de fútbol o en el diminuto espacio que hay en un vehículo.
Un T.E.S te prepara un tubo para intubar un paciente que está entre la vida y la muerte, te carga medicación (le guste a quien le guste y bien que nos va a los enfermeros), te hace todos los puzles imaginables y los inimaginables en cuanto a técnicas de inmovilización y movilización, gestiona temas burocráticos con la central, con el equipo, con su conciencia y con la madre que nos parió a todos (perdonenme la osadía).
Y todo eso el técnico de emergencia extrahospitalarias lo hace habiendo llegado primero al lugar del accidente porque, mi querida sociedad, ya podemos ser los mejores pincha culos del mundo (cómo odio esa frase) y unos campeones intubando, que si no llegamos dónde está el paciente aquí nadie empieza a hacer nada. Ángeles caídos del cielo y la base principal de todo equipo de emergencias.
Sin embargo, no todo son técnicas y catástrofes, hay momentos que un dar la mano, un abrazo o un “buen trabajo compañeros”, es mucho más importante que hacer una traqueotomía (que quisiera ver a muchos de los que ansían hacerla en plena acción).
Jamás olvidaré mi primera parada cardiorespiratoria, el trabajo en equipo, la adrenalina y, sobretodo, el abrazo final con el técnico de emergencias. Tampoco olvidaré el google maps y su dichosa manía de quedarse sin GPS en el peor de los momentos, los T.E.S tienen un GPS interno, al final siempre llegamos. Los largos trayectos con pacientes y el tiempo que yo le canalizaba una vía escuchar al técnico haciendo bromas al paciente para distraerle y hacerle su dolor más ameno.
Todo eso mi querida sociedad, no siempre se ve pero está, los Ángeles están y, sin ellos, ni ustedes ni yo estaríamos aquí.
Así que esta carta va dedicada a ellos, porque se lo merecen y para que poco a poco sean más visibles para todos. Para mi como enfermera, un buen auxiliar de enfermería o un buen técnico de emergencias, es aquel que está siempre a mi lado, hasta cuando cualquier otra persona quisiera irse por patas de allí y también es aquel que está siempre  a vuestro lado, cuidando de todos vosotros, curando, y recordarnos a todos que sí, conducen, y muy bien, pero eso solo es una milésima parte de su trabajo.
De todo corazón,
Gracias.

Margalida Garí Font



Dedicación: En especial a un gran profesional y mejor persona, JOAN CAMPINS, porque hay muy pocos técnicos tan capacitados como tú para llevar a cabo esta profesión. Como enfermera agradezco la grandísima suerte de haber aprendido de ti, y lo digo públicamente, porque las injusticias profesionales nos perjudican a todos los usuarios de la sanidad. Creo que hablo por la mayoría de enfermeros, gracias por enseñarnos tu profesionalidad, seriedad, disciplina, humanidad y templanza. Infinitamente…¡GRACIAS!




lunes, 22 de agosto de 2016

Murs foradats.



Extreure de la pell tota la passió i quedar-se només amb la bogeria.
Poder encetar una ferida ben dins de l’ànima i no sagnar. Aquest és el privilegi d’un cor que ja no es trenca, ni batega, ni cau, ni torna, ni escolta.
Baixa una dama des de l’infern només vestint la pell i les llàgrimes que ja no plora. No obstant, no hi ha mur de pedra on no es pugui construir una finestra, no hi ha nit d’hivern que no trobi el Sol, ni ones gegants que no tremolin dins la calma quan moren sobre la sorra d’una illa deserta.
I es que on hi ha cruis hi fa bon sembrar flors i on hi ha flors i fa bon entendrir el temps i tots sabem que amb el temps no hi ha cicatriu que no s’ompli de perfum de rosses. El temps finit com  només ell accepta i demostra és l’eina més letal de qualsevol obrir d’ulls. Estones amic i d’altres enemic però sempre implacable assenyalant-nos que dins cada paraula nova hi ha un minut més que ja no ens toca.  
Fer callar l’espiga que ens recorre l’esquena fins que tenim pell de gallina i tornar a encendre l’espelma d’aquell qui espera a qui ja no tornarà com si es pogués encadenar un àguila salvatge al zoològic més prestigiós de la ciutat i ser incapaç d’entendre que la llibertat no hi té cabuda dins d’una gàbia.
L’hora més abrupta és aquella que en lloc de comptar minuts no para de descomptar sospirs de vida. El coratge resideix en un no deixar d’insistir en que també és possible arribar a la lluna amb l’alçada que proporciona una besada d’amor. El coratge resideix en ser valents per estimar, per obrir-nos i que el foc cremi però que les ferides es tanquin de tant besar. El coratge resideix en ser capaç de construir una finestra cada cop que només tinguem un mur etern.
Això sí és guanyar la batalla al temps, al foc i a la vida d’una sola partida.


MGF

domingo, 19 de junio de 2016

Love will remain


El cielo y el infierno caben en un mismo abrazo.
Contradictorio es morir de frio teniendo hasta las pestañas sumergidas dentro del mar de lava que ahoga hoy, al corazón,
Ahorcarse en el pasado por herirse con el presente,
Quizás acaben siempre los sueños por no empezarlos.


El silencio de mis labios calla hasta al más rebelde de los latidos.
He matado tantas veces al amor que hasta de las rosas brotan espinas de sangre,
y la imposibilidad de tener alas solo esclaviza más a mis pies,
impidiéndoles dar el paso, encadenándolos a la quietud de volverse dóciles,


La rebeldía del alma acaba dónde empieza el desamor,
Y ser fuerte jamás sirve de nada,
y ser débil jamás te hace ser fuerte...
Sin embargo,
la noria tiene el giro eterno para poder así despistar al corazón.


Vaciarse de sentimientos es no terminar nunca de romperse,
comprender que ya no hay casas en el campo
en dónde el amor nos evada de éste mundo cruel.
Acabar con la última esperanza de poseer la libertad.


Desgarrarse por dentro para agarrarse por fuera,
ser la feliz imagen de una mujer inquebrantable,
E, inevitablemente, romperse en infinitos.


Arrastrándome hacia ti,
 aun siendo solo un cuerpo desnudo con mil espinas,
y no encontrar a tu mano que me salve.


...y no encontrar a tu mano que me salve.

                                                                                                              Margalida Garí Font




jueves, 28 de enero de 2016

Hay mares en calma que son tormenta.

Ahora gírate y tírate al vacío. Sí, yo no permitiré que caigas al suelo. Ahora puedo ver esa mirada que haces solamente cuando estas enfadada. Rectifico, cuando estás muy, muy enfadada. Ahora dame la mano, a ella tampoco la soltaré. Tu mano a cambio de la cordura.  Ahora tu ruborizar de mejillas casi imperceptible al principio y tan intenso después. Ahora la escritura, ese escupir de sentimientos pero con el punto de sal que la hace hasta bonita. Ahora el libro de poesía, la cicatriz de todo corazón reside en sus versos. Ahora el madrugar con las pestañas aún refunfuñando un “déjenos soñar”. Ahora tú disfraz de enfermera, que cuida a tantos sin cuidarse a ella. Ahora el correr pero sin prisas, el caminar pero sin pausa. Ahora rescatar el rímel que por no estar no está ni líquido, el cambiar de blusa y el desterrar a esa falda por un vaquero. Has madurado. Sin embargo, como te gustaba esa falda y ¿porque hoy no la quieres? Has madurado. ¿Llevar falda es inmadurez? Pantalón vaquero. Ahora el bajar de ojos tan característico de tú mirar. Ese bajar de ojos a modo de vencimiento, de habérsele vencido el corazón. Ahora la sonrisa, últimamente tan escasa, tan fingida. Ahora el recuerdo de aquel amor, ¿lo era? Sí, lo era. Ahora vienen tus lágrimas, una tras otra y otra tras una, cómo no teniendo un fin, tampoco un comienzo. Gota a gota, lágrima a lágrima.  Muchos mares han sido río antes en tus mejillas. Ahora la aceptación de haber perdido. Ah, ¿hubo batalla? Sí, y a muerte. Derribada, así estás. Ahora tu levantar de ojos (al fin), tu mirada que por profunda no tiene ni finitud ni espacio. Ahora tú esperanza. No volverá, ¿por qué le esperas? Ahora tu rumbo sin norte ni sur, tu vida sin presente, sin ilusión. Perdida la ilusión perdida la existencia. Ahora. Sí, ahora. El estrujar del corazón. Ese apretarle tanto que hasta te ahoga. Tú corazón ha muerto, otra vez. ¿Era tan difícil que le cuidaras siendo enfermera? Ahora la culpa (tuya) y la defensa. Jamás dejes de defenderte si el enemigo sigue armado. Ahora la risa que no es risa sino llanto, que no es llanto sino rendición. Ahora el corazón que aún te ahoga. Cálmate, todo duele hasta que deja de doler. Ahora la caída al suelo. Uh, ese ha sido un buen disparo damas y caballeros, directo al centro de la Tierra. Ahora tú mirada profunda pero vacía en dirección a un cielo infinito. Otra vez has muerto, ¿Cuántas veces más crees que podré devolverte el alma? Dudo que ya la quieras, has perdido a tantas. Ahora tú tocar de suelo: rápido, sordo, quieto. Y ahora, demos paso al silencio que hay que renacer.      

Margalida Garí Font

   

lunes, 25 de enero de 2016

Camins




Què la por de viure sigui l’impulsora per no deixar mai de caminar.
Què el paisatge que avui il·lumina el nostre rostre ens cuidi la pell els dies de pluja.
Què la musica ens curi el cor només amb una cançó.
Què el cor sigui el nostre propi cantautor sigui quina sigui la melodia de fons.
Què el somriure és la fotografia més apreciada d’una ànima morta.
Què no hi ha anima que mori si no és per desamor.
Què el desamor y la tristesa tenen enemics letals a les trinxeres de l’esperança.
Què l’esperança és la cura i la cuina de tota batalla mil·lenària entre el cor i el deure.
Què el deure no  se n’entén de fracassos i acaba per impregnar a les espines de la soledat.
Què la soledat és la pitjor de les companyies en temps de rebel·lió intensa.
Què la intensitat dels teus ulls siguin un mirall de la profunditat dels meus.
Què de les profunditats n’agafa’m l’experiència.
Què de l’experiència en fem una poció màgica per els qui venen darrera.
Què els qui venen puguin fer la seva pròpia poció. Què dels errors en surt el millor suc de taronja.
Què el suc de taronja no tingui canvis d’estació.
I què cada estació ens acosti una mica més a la preciosa Primavera.
Però...
Què quan la Primavera acabi apreciem les turmentes d’hivern i les posteriors renaixences florals. Què sense una no té sentit l’existència de l’altre de la mateixa manera que no té sentit què jo t’estimi i tu no.
Què una barca a bon port és un bonic quadre per un pintor principiant.
Què un pintor principiant pinta un quadre a bon port perquè encara és incapaç de representar la seva deriva.
Què la deriva d’una barca és directament proporcional a la pèrdua de l’esperança.
Què l’esperança és la tinta d’or d’un cor trencat.
I què no hi ha cor trencat que no mereixi el bandatge de les seves ferides.
Què les ferides cicatritzen a força de temps i pluges hivernals.
Què tot gran diluvi va precedit d’un Arc de Sant Martí.
Què no hi ha paraules per representar la bellesa incerta d’una nit estrellada.
Què les estrelles brillen perquè veiem els seus missatges.
Què un missatge d’una estrella conté l’eternitat i el llenguatge universal que molts savis van buscar i, fins i tot, hi van vendre la vida i l’espasa sense tenir cap èxit.      
Què l’èxit és un traïdor per excel·lència.
Què ni tu ni jo recordem l’últim cop que ens fonguérem per acabar en un bes.
Què hi ha besades que val més guardar-se per un mateix.
Què les caixes secretes de dins la pell estan plenes de besades guardades què esperen el moment idoni per escapar-se.
Què hi ha besades enclavades per sempre dins l’ànima, plorant de desconsol per demanar una llibertat que mai més serà del seu abast.   
I, la por de viure és l’única certesa que ens queda per tornar-nos a estimar.
Perquè estimar és la curiositat inerta que portem a dins per no deixar mai de caminar.
Què el camí ve guiat per un exèrcit d’estrelles.
Què les estrelles són el camí.
I que ni tu ni jo retornarem a la llibertat d’aquella darrera besada.
Perquè...
Hi ha besades que, per salvatges, es queden fora del camí.