Amar en lugares tan exóticos que ya
fueron compartidos en Instagram.
Amar con imágenes y momentos perfectos
inmortalizados con dos copas de vino tinto y una subida a Facebook.
Amar con treinta mil fotos de nuestros
hijos, sobrinos y nietos circulando por la red como si el peligro cibernético no
tuviera nombres terroristas.
Amar siempre con risas, siempre con
flores.
Todo en la red.
Amar con los mejores poemas de pie de
foto, con las mejores promesas y canciones de amor de Sabina.
Amar esperando que todos los likes del planeta compartan con nosotros
esta hermosa puesta de sol.
Amar sin que nunca haya enfados,
desengaños, deslices ni fruncir de cejas de alguno de los dos.
Amar con todas las estrellas fugaces de
nuestra parte y sin que sean fugaces porque, en nuestra foto de perfil también
se paran.
Amar como se ama en los tiempos modernos,
posando tan solo con medio perfil, el lado “bonito” de nuestra cara.
Yo a ti me niego a amarte así.
Y te amo con todo lo anterior pero
también sin ello.
Te amo cuando te levantas antes que yo y
te importa una mierda que a mí me quede una hora de sueño porque has decidido revolucionar
la casa entera con tus ruidos mañaneros y tus ojos llenos de océanos.
Te amo cuando dedicas más tiempo al
deporte que a fregar los platos o a comprarme un bonito collar de diamantes aun
sabiendo que odio los diamantes.
Te amo cuando me regañas por dedicar más
tiempo a los libros que a fregar los platos que no fregaste tú.
Te amo cuando subimos a una, a dos y a
todas las montañas de este planeta tan solo por el hecho de que estén allí. Tan
precioso que es el mundo desde arriba y me enamoré de él gracias a ti.
Te amo a pesar de mis ansias de
libertad, a pesar de los aviones.
Tú eres mi mejor puerto.
Te amo, sin los ramos, sin las casas,
sin los caprichos.
Te amo, con las flores, con el hogar,
con el regalo de tu sonrisa.
Te amo, aunque no te merezca.
Aunque grite que en lo salvaje vive
nuestro mejor ser cuando aprendemos a domesticarle y tú decidas quedarte con mi
yo más salvaje a pesar de mis huidas.
Porque quizás yo te arrastre a mi caos cada
vez que tú me dejas nadar en el tuyo.
Porque no queremos un amor como el de
tantos.
Un amor moderno.
Porque cada vez que mi corazón me grita
que coja el próximo avión mi mano se alarga para que tú también te subas en él.
Y, curiosamente, siempre subes.
Y todas mis bestias salvajes se quedan
soñando en tú calma.
Tú consigues domesticarlas sin cadenas
ni puertas cerradas.
Así, amor.
Así.
Amor.
MGF