Permitir que se derrita todo nuestro hielo y, sin más, ser volcán hirviendo.
Soñar, y soñar con toda la fuerza de éste mundo, que por favor hoy sí nos atrevamos a besarnos.
Que sea el beso que nos devuelva al amor y, que por muchos intentos gigantescos que realizemos para impedir que nos embriague, despertemos a las cuatro de la mañana habiendo sido todo el fuego que pueda caber en nuestro volcán de amor y lava.
Aceptar que perdimos la batalla y quizás la paz sea un ¿por qué no? en forma de viajes de avión entre tu pánico y mi miedo.
Que en el corazón todos tenemos un amor que escuece a pesar de las suturas.
Sin embargo, un corazón que escuece es un corazón que no ha muerto. Que aun tiene mucho por sentir, por amar.
Tú eres mi amar más bello y por eso cierro todas tus puertas.
Y por eso cierro todas tus puertas.