Ella
tiene un corazón que la traiciona, un cuarto de carrera de letras, idas y
venidas científicas y un desapego por las ciudades, a veces, incomprensible.
Ella
tiene una admirable colección de pendientes de colores y libros en cualquier
letra, pesadillas con brujas y pulseras de purpurina.
Un
vestido de todos los colores y un color para el resto de los vestidos, tinta
negra en su piel morena y va diciendo por allí que son las marcas del AMOR.
Y
el AMOR del que ella habla no se borra fácilmente ni de la piel ni del alma.
Ella
tiene un destino que es pasado, un pasado no acabado y una Enciclopedia de
Filosofía Oriental.
Ella
tiene una familia en forma de Primer Pilar, un segundo plato llamado Amistades
y el postre que de vez en cuando empieza por Poesía.
Los
días que pide café decide que es para quererse un poco más, así que le dice a
la camarera un café corto de gente.
Ella
tiene lágrimas, besos y rabia.
Un
buzón lleno de cartas, dos o tres semáforos en ámbar, motivos para agarrarse a
un clavo ardiendo y aviones que nunca despegan a alguna parte.
Ella
tiene, de eso no cabe duda.
Sin
embargo, ¿qué posee?
Margalida
Garí Font