Ella quería que la besara pero
con infinitos y sin más allá.
Así como se besan a todos los
para siempres.
A veces nos pasa que vemos un arma
cargada y creemos que,
a día de hoy,
no habrá bala capaz de alcanzarnos.
Y de repente y sin saber cómo,
el corazón ya se desangra.
Ese es el principio de todas las
cicatrices:
Un disparo en contra de la poesía.
Miradas.
Todas guardando océanos absentas de
tierras.
Silencios.
(de esos que hablan).
Distancias.
Las que ahora mi piel anhela guardar
de la tuya.
Roturas.
Todos y cada uno de mis lunares con
tu nombre.
Sonrisas.
Esas preciosas curvas que trata de
ocultar el disparo.
Quizás porque pensábamos que éramos
los únicos invencibles y eso nos venció.
Quizás porque no supimos querernos
en microdosis y nos quisimos demasiado.
Quizás.
O, quizás no.
Sin embargo ese día ambos corazones
se hirieron.
Y ésa, es una cicatriz que ya
llevarán de por vida.
Graffiti: Bansky
M.
Dicen las estrellas que los fugaces somos
nosotros.
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