Las palabras, aun siendo bellas, no logran traspasarlo todo.
Hay rincones escondidos y cimas altísimas en dónde ni las letras ni el sonido
pretenden despojarse de su significado. Hay galaxias, algunos las han visto,
otros solo estudiado, que, ni siquiera gozan de la existencia fonética de
nuestro lenguaje.
Son tantos los sueños que no consiguen ser trasmitidos que a
veces se acuerda una de que soñar solo nos sirve para creer que pueden dejar de
ser solo sueños. Y, otras veces, hasta hacen las palabras, del viento intento,
del intento, deseo, del deseo, realidad. Pero de estas últimas ya no nos quedan
testigos. Les trataron de locos y también de hacer uso de la magia negra. La brujería,
aun hoy, es castigada de múltiples formas. Ya no quedan héroes ni julietas, tampoco nos quedan filósofos
ni filosofía, ni ética ni moral, y mucho menos cortesía. De tan poco que nos
queda que ni hay lengua ni poesía.
Y sin embargo, existen las letras, la purpurina del corazón,
la ruptura de barreras, hacer sonreír al desamor. Existen las palabras, la bella voce y la infidelidad por
diversión. Existe la música, la melodía y el soneto, la reencarnación de la
poesía. Existe el miedo y el autocontrol, la fugaz victoria de tu beso y un adiós.
Existe el relato, un cuento y un final, también el inicio de ésta canción. Existe
la derrota, la pérdida y las cicatrices. También existe el amor. Existe el
lenguaje, la fuerza y la firmeza de luchar por unos derechos por los que muchos
antes ya lucharon y que muchos otros aplastaron. Existen las barreras, es
cierto, yo las vi y las veo cada día, algunas son grandes murallas y también
son tanques militares, otras, en cambio, son solo fachada del alma, pero aun
así, también existe el valor de romperlas, el hacha y el lápiz, las mañanas de
amaneceres soleados y el zumo de melocotón.
Cielo, tu solo acuérdate de que entre tanta controversia, existe mi voz y tú no la oyes, pero créeme,
existe mi voz.
Existe mi voz.
Existe mi.
Existe.
Existe
ExisteS
Margalida
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