viernes, 25 de diciembre de 2015

A ti, Literatura

Me quedo a descansar en cada una de tus letras porque es en ellas en dónde recojo olvido.
A finales de año son muchos los que hablan de la vida, ese tema abrupto que contiene los pies en la cabeza y la cabeza en búsqueda y captura. La vida, tú vida y también la mía.
Hablemos, entonces, de lo qué es la vida…
Tengo la suerte de tenerte y quizás no te tenga en absoluto, pero en ti reposo y contigo enmudezco hasta los acentos y los puntos seguidos. Tú eres la caricia de las mil y una noches,  la saliva de un mar de lágrimas, pesadilla y plácido sueño. Tú eres tortura y sosiego, contigo escribí hasta quedarme con el corazón vacío de argumento y los anhelos rellenos de tinta negra oscuridad.
Siento que hoy te he fallado por haber sido incapaz de igualar tu ausencia. Ese es un peso con el que ya hace muchas lunas que cargo. Me temo que mi amor por ti abarca mucho más de lo que puede soportar un alma rota. Tú eres quién cose las heridas más profundas habiéndolas expuesto antes frente a frente. Eres una lucha a muerte entre tú indagar y mi esconder.
Tus palabras son tan duras a veces que cuesta creer que, otras, sean abrazo y pañuelo de una sola frase.
Sí, también yo me he perdido en tus poemas. A veces no entiendo lo que escribes y no cuentas, lo que amas pero dejas. Eres tan sumamente enigmática y profunda que hasta consigues ser superficial y recuerdo.
Ya nadie lee tus canciones porque el mundo se las sabe de memoria, ya nadie te escribe cartas de respuesta porque todo son preguntas. Todos somos problema en búsqueda de luz. A veces se nos olvida que tú eres luciérnaga que brilla en el camino. Sí, también yo me he perdido en tus caminos.
Los sueños no se miden por las veces que cerramos los ojos sino por las veces que tú nos los abres. Hay primaveras que necesitan más de una noche sin dormir. Y como tú bien sabes, hay primaveras que nunca llegan porque también se pierden en tus poemas y caminos. ¿Qué hará el invierno que siempre nos encuentra tiritando de frío?
Me di cuenta hoy de qué, tal vez, a ti te sobren letras y a mí me falte coraje, qué saber mucho no significa saberlo todo, qué cambiar de rumbo no es no encontrarse pero que una puede tener que cargar muchos quilómetros demás por haber cambiado el rumbo, y que andar demás no es aprender menos.
Entre tú y yo, si aún te escribo es para seguir viéndote mañana y que me cures de nuevo al corazón que sigue sin hacerse caso a él mismo. Es para poder viajar a cualquier lugar del mundo en cualquier momento del día. Si te escribo es para besarte y que no duela, para leerte con ese aroma a café y a tostadas medio hechas.
Contigo mi alma habla y mi boca calla. Tú eres infierno y cielo, mi eterno amanecer despeinada.
Pero por favor, cóseme hoy de nuevo al corazón que aún sangra lágrimas de desamor y ya es Navidad.


                       Sudanese photography: A picture is worth a thousand words



Margalida Garí Font 

martes, 1 de diciembre de 2015

Punts



L’únic lloc d’amor es troba en el punt exacte on els teus ulls i els meus es van deixar de mirar.
L’oratge és un amic fidel. El cel, el meu amant.
I les espurnes que es perden dintre d’uns ulls plens d’estrelles ja no volen cantar les sonates que pansiren tantes nits de passió. Totes elles, ja oblidades.
Els camins més abruptes porten sovint a veure un terra pla.
Les oronelles que venien a despertar-nos a la nostra finestra ara es passen el dia al balcó de l’Oriol i la Lluïsa perquè és allà on avui s’hi serveix un plat farcit d’amor.  
He perdut l’ànima a aquesta guerra i hi tinc sospites greus de que la buidor tan coent que ara sento és només el fruit primer d’aquest roser ple d’espines. Què cada gota de sang que baixa pell avall s’esborra amb un sol parpelleig de la teva indiferència. Una indiferència que s’emporta les darreres cendres del que un dia fou una muntanya vestida de somnis.
El dubte d’haver caminat cap a la direcció correcte em marca la meva penitència i, tot i això, no puc deixar de banda que quan he mirat enrere el trajecte estava ple de terra fèrtil i arbres primaverals així com de la resta de neu d’haver passat el hivern. No obstant, no hi havia ni marques recents de les teves petjades, ni frases d’amor amagades a la meva butxaca, ni els darrers miratges de la teva fragància. El paisatge que em queda a la meva esquena és ple de vida i de tempesta però és buit de tu i del fet de no haver-me fet canviar de direcció.
El temps és avui més que flexible. Les seves agulles m’apunten i em disparen a cada record d’una vella besada. Els meus llavis ja han esborrat la major part dels teus i ara ja sols recerquen dintre del forat negre de l’ahir.
Podria afirmar que he mort i ressuscitat tants cops com bategades profundes ha finalitzat el meu cor. He viscut més del que hauria firmat i encara així em nego a apagar la llum que avui em queda del teu somriure.
Res del que es declara des de les entranyes té la més mínima falta de credibilitat. La complexitat de ser fidels a la nostra pròpia persona és palpa només d’observar la gent que camina sense pausa cap a la seva rutina diària.
Avui és lluna plena i la pell queda nua d’escuts i d’hidratació artificial. Potser quan la seva claror arribi, la fosca que es porta per dintre també surti a declarar tots els seus delictes penitenciaris.
 L’únic lloc d’amor es troba en el punt exacte on els teus ulls i els meus es van deixar de mirar.
I, inútilment, d’estimar. 



Margalida Garí Font

jueves, 5 de noviembre de 2015

Tormentas con mares

Después de la tormenta siempre vuelve la calma, y es cierto, pero primero viene la tormenta.
A las tormentas hay que entenderlas, dejarlas pasar, que se enfaden y desenfaden las veces que quieran.
A las tormentas hay que dejarlas llover, que lluevan mares de corazones rotos y que todos los corazones rotos se permitan el lujo de ser llovidos.
Es temporal, sí, pero es un temporal casi petrificado, eterno, tan largo e intenso que se vuelve tiempo inmortal.  Una eternidad del tiempo, una estrella fugaz congelada, un llorar del corazón y un océano que responde al nombre de desamor.
De haberlo sabido la luna habría creado ella misma sus propios poemas, tan largos y tristes como los ya escritos.
Y, sin embargo, después, vuelve la calma.
Aquel espejo nuestro que nos hace propios, los ojos. Jamás se sabrá con mayor certeza de que se haya carecida un alma más que con un simple focalizar de ojos. Los ojos nos esconden y nos muestran, nos embellecen y nos marchitan, en ellos nos mostramos con nitidez aunque nos sintamos tenues.
Los ojos, esos dos pozos que ganan a cualquier máquina detectora de mentiras, esa tristeza en plena tormenta y esa paz en su posterior calma. ¿Se habrá la luna inspirado en ellos?
Ciertamente, las tormentas tienden a agujerearnos las entrañas, es su modo de enseñar al corazón. Es eficaz, no cabe la menor duda, y aunque nos quiten hasta la piel, de allí una sale tan fuerte como el acero y aprende a evitar las altas mareas la mayor parte del tiempo. No obstante, tiemblan hasta las pestañas en cada desgarre de desamor. Realmente, ¿habrá el poeta gozado sus preciosas poesías? ¿Se habrá dado cuenta el corazón de qué se ha roto? ¿Tendrá la luna poesías suficientes para todos?
Y después del oleaje, de un despeinarse constante y un marearse en alta mar, después de deshidratar el alma de sal y mantener la voz de adentro en un silencio estricto, después del quitarse la ropa raída y esperar a que el fuerte viento nos tatúe la piel de una permanente lección infantil…después de todo eso, vuelve la calma.
El renacer, la calma. Paz, la calma. Reinicio, la calma. Latir, la calma. Calma, carísima, calma. La, coma, calma. La calma sin coma. La esperada, calma. La calma que espera. La gran, calma. La maldita, calma. Calma, calma, calma…
Pero primero, viene la tormenta.



Margalida Garí Font,

Give time to the weather of your soul for speaking and then will be your own soul who is going to be quiet forever. 

sábado, 17 de octubre de 2015

Medios Siglos

Medio siglo
Sin querer recoger nostalgia ni sembrar remordimientos,
Un viaje en el tiempo, mi tiempo, para balancear sonrisas.
Veinticuatro. Atrás los veintitrés y delante el medio siglo, mi medio siglo.
Y dónde quiera que amanezca algo nuevo habré aprendido,
A secar las lágrimas con el pañuelo de un corazón roto y, quizás, aprendí también a coser la risa.
Qué hay caminares muy arduos y un sinfín de piedras en dónde tomar reposo,
Qué no decaer es tan importante como embarcar.
Y un medio siglo basta para tan poco…
Y dos medios siglos no sirven de nada sin amor, la Tierra, la libertad y la sangre.
Ni aunque la dulce voz de Najwa repitiera sin cesar la melodía de esa preciosa canción que responde al título de Crime. Ni aun así habría el otoño ganado una flor.
Esta noche he cerrado los ojos durmiendo nada, habiendo en mi pensamiento esas preguntas, ya habituales, que no lograba responder:
¿Y sí pudiera la cima de una montaña escoger, decidiría haber sido océano?
¿Y sí al océano se le proporcionara ser Tierra volviéndose en deshidratación desértica?
¿Y sí al desierto se le sembrara primavera dejaría de sentir tan triste soledad?
¿Y sí la Soledad se encontrara acompañada vendrías tú a robarme un beso?
Medio siglo, y me invade esa extraña inquietud que asalta hasta a la más hermosa de las golondrinas,
¿Alcanzaré a ser cobarde durante medio siglo más?





Margalida Garí Font

lunes, 12 de octubre de 2015

De la raó al cor

Estimat cor, asseu-te i anem a parlar-ne seriosament:

Deixem per un cop les nostres diferències a peu de pàgina, aquesta és una d’aquelles converses on jo et parlo molt racionalment i tu et limites a escoltar d’una manera emocionalment intensa. Un punt i a part que es podria traduir a “fins aquí les baixes de la batalla”.
Fins aquí, cor.
Si t’ho mires detalladament tu i jo tampoc estem tan lluny un de l’altre, de fet, estem massa a prop, no ho creus? Ja no només de manera física i inevitable (què també), sinó que tenim la gran destresa de no poder viure un sense l’altre. La vida és cruel cor i a nosaltres ens ha tocat la Primitiva.
Diuen el savis, tot i que avui ja hi ha massa savis, que l’amor indestructible és aquell que no et deixa respirar. Així em sento jo quan comences a accelerar les teves pulsacions.
Sí, cor, hem de parlar perquè em deixes sense oxigen, aquest és el problema, que per no tenir no tinc ni aire! I, en el fons, tampoc és una situació tan greu i irrefutable. Hi ha tants mals de caps al món (mai millor dit) que això nostre no és imprescindible perquè el planeta segueixi el seu gir natural. Però...
Però avui tinc la necessitat de parlar-te perquè des de totes i cada una de les teves  bategades sentis, almenys, la certesa de què, tot i que jo tingui fama (mala fama, per cert) de racional, també tinc els meus sentiments. Sí, cor, la raó també en té de sentiments! A veure quan deixes de ser tan egoista i comences a veurem una mica més, potser, una mica més endins de mi.
La veritat és que aquesta noticia no és gens nova. Fa anys i panys que els llibres descriuen una moralitat racional en el fons i/o a la superfície d’una entitat mental predilecte. Raó i emoció no sempre foren enemics estimat cor. Es van conèixer en temps més nobles o, si més no, en altres temps.
La finalitat d’aquesta conversa és una mica incerta, tal vegada, impredictible i no obstant, no havia estat mai tan segura de la necessitat de dur-la a terme. Més que una qüestió d’espases i ritus honorífics és una emigració d’idees, un retorn a l’ inici de tot plegat, un pelegrinatge cap a l’amistat.
Perdona’m cor.
Sí, et demano perdó perquè sóc molt conscient de que és inevitable la meva traïció cap a tu. Suposo que això sí és part de la meva naturalesa. Certament, no és que tingui l’etiqueta del mal d’altura però es podria dir que més o menys hi tinc l’entrada de franc i fer-te la contrària és el personatge principal d’aquesta obra de teatre.
Et demano perdó, no només per trair-te, sinó que també et demano perdó per no fer-ho. És contradictori, ho sé, però ara per ara trair-te o no fer-ho és pràcticament el mateix tinent en compte que tard o d’hora atacaré amagada dintre d’un cavall de fusta a l’estil troià, covard com només jo mateixa puc arribar a ser.
I, cor, també et demano perdó per totes i cada una d’aquestes cicatrius que et decoren la pell i foren i són responsabilitat directament racional de la meva persona. Hi ha cicatrius tan profundes que tinc la certesa de ja no poder curar. Hi ha cicatrius que, encara tancades, no deixen de coure tant com l’ infern.
Finalment, et demano perdó perquè tot i demanar-te perdó no deixaré d’anar en contra teu. No, no és per les diferències que puguem tenir, és per les semblances.
En paraules breus, tu necessites de mi per fer del teu batec, força i jo necessito de tu per fer de la meva raó, silenci.
Podem parlar-ne les vegades que facin falta i entendré si ara t’aixeques i comences a bombejar la sang amb més força que mai amb un intent condemnat al fracàs de guanyar-me a aquesta batalla. Ho portes a la naturalesa això de ser fogós i temerari. I no et negaré que més d’un cop no n’hagi sentit enveja, però aquest és un punt i a part i els punts i a part, a diferència dels punts i seguits, tenen la peculiaritat d’encetar un nou paràgraf finalitzant l’anterior.
Jo, cor, sóc el teu paràgraf anterior i tu ets el meu pròxim paràgraf. Condemnats eternament a la persecució ortogràfica per tal d’existir. Un no és sense l’altre i l’altre no és sense l’un i, no obstant, portem, tant tu com jo, ben arrelat a dintre, la necessitat d’independència.
Una independència que, si arriba, implicarà la mort d’ambdós. I, d’aquesta independència és de la que hem de parlar.
Jo, la raó, et dono llibertat. Una llibertat que avarca des de  la taquicàrdia a la bradicàrdia i, fins i tot, la més silenciosa asistòlia. Però aquesta llibertat no és absoluta perquè, en darrera instància, depèn de mi.
Cor, tu i jo, estem condemnats a conviure i és per això que cal parlar-ne.
Tinc, també,  la necessitat de dir-te una darrera qüestió important.
Res seria de la meva existència sense la teva, res seria de tu sense mi. Tu vius sols per entendre que m’has de complicar el camí, jo visc sols per tornar-te la jugada. Ni tu ets tan passional ni jo tan racional. Ni bo o dolenta, ni poc ni molt, ni negre ni blanc.
Aquesta és la nostra Primitiva perquè, en el fons, cor, tu i jo som un, dos i el mateix. Res tindrà sentit sense aquesta dicotomia i tu, cor, deixaràs de bategar al mateix temps que jo de pensar. Quan ho hagis comprés, començaràs a estimar.

La Raó.





M. Garí

martes, 6 de octubre de 2015

Text Breu I


No obstant, encara que no tinguem tardes de cinema ni nits d’estiu, ningú ens extraurà de dintre la bonica certesa d’haver nedat ben enmig d’una tempesta salvatge i sobreviure amb poca cosa més que un preciós vestit adornat de raigs d’esperança.

I, només aquest, és el gran viatge.




Margalida Garí Font

viernes, 25 de septiembre de 2015

Sin embargos

Las palabras de hoy poco o nada tienen que ver con contar una historia o analizar otra pequeña pieza del corazón. Éste es, quizás, uno de esos relatos que empiezas sin ninguna esperanza de llegar a un puerto, ni tan siquiera de darlo como válido pero que existe un efímero porcentaje de que, al final, no esté tan mal darle una oportunidad de lectura.
La vida se puede resumir en sin embargos.
Hay que matizar, que los malos entendidos empiezan cuando todo se entiende. Hablar de La Vida, en mayúsculas, es hacer un uso a modo genérico del término. La vida es muchas cosas pero aquí solo se pretende tratarla como existir, convivir, estar de paso. Que cada uno escoja su mejor definición, ese no es el punto importante del día.
Decía entonces que la vida es un sin embargo constante, he aquí la punta del iceberg vayamos ahora a indagar qué superficie abarca su base.
El inicio es rápido, ni siquiera nos percatamos de él. Es un inicio sutil, pícaro, un Don Juan español. Empieza cuando nos suena el despertador por la mañana y se acaba cuando lo volvemos a programar por la noche.
06:30h p.m. en los casos más habituales. El sueño aún impregna nuestros ojos y el cerebro sigue haciendo uso de la blasfemia para pedirnos explicaciones de que habrá hecho él para que le interrumpamos el descanso. Allí se inicia todo. Hay que levantarse, es un deber y una responsabilidad ya sea para llegar al trabajo o para no perder la mañana debajo de las sábanas. Y, SIN EMBARGO, chantajearíamos al tiempo si así pudiéramos para convencerle de que nos regalara una, al poder ser dos, horas más de sueño.
Se inicia la rueda, no tiene frenos y somos perfectamente conscientes de ello. Ese punto nos destruye por dentro.
Nos dirigimos hacia el trabajo, a la Universidad, al Instituto, a limpiar la casa, a hacer la compra, al baño y al rebaño. Sí Newton o Marx nos pudieran ver se habrían ahorrado millones de neuronas en teorías infernales de mecánica y sociedad. No hay mejor robot que el propio ser humano, no hay mejor rata de laboratorio que la humanidad. Da Vinci lo supo y no le gustó el resultado, hasta Kurt Cobain dedicó parte de su legado a denunciar tal realidad.
Y SIN EMBARGO, con un pie tras del otro proseguimos él, perfectamente trazado, camino hacia nuestra rutina, nuestro confort, nuestra guarida protectora.
Una vez finalizada esa primera parte viene la segunda, volver a casa o a la biblioteca, incluso al segundo trabajo, da lo mismo. Volvemos dónde sea pero volvemos día tras día. Cuando, SIN EMBARGO gritamos por dentro.
¿Qué gritamos?       
Gritamos que queremos romper la monotonía, irnos a la calle del fondo, esa que siempre queremos ir a ver que hay pero que nunca hay tiempo.
Gritamos que el dinero es una basura, que nos crea dependencia y también la quita. Qué sin él pocas veces puedes dejar los sin embargos y con él aún menos.
Gritamos a alguien que nos enseñe la salida que por aquí no es y que por allí tampoco.
Gritamos que deseamos viajar, salir, empezar de cero, desde abajo del todo, da lo mismo. Res set y cuenta nueva. ¡Al carajo con todo! Aquí os quedáis, yo vivo.
Gritamos, gritamos, gritamos y gritamos tan fuerte que no se nos oye.
¿Por qué?
Porque, SIN EMBARGO, estamos muertos de miedo.
Esa es la clave de todo, la vida se resume en sin embargos porque estamos total y absolutamente asustados. Tenemos miedo a perder, a equivocarnos, a fracasar, a volver y a hablar.
El miedo es el principio y el fin del existir.
Hay que tener miedo para afrontar mejor el porvenir pero no hay que vivir con el miedo puesto, con el miedo controlando cada uno de nuestros movimientos. Impidiendo ir tachando  sin embargos de la lista.
Quién no reta al miedo, quién no le pone a prueba diciéndole: tú eres fuerte pero yo no lucho en esta guerra, búscate a otro adversario. Quien no le rompe los esquemas al miedo se pasa la vida saltando de sin embargo en sin embargo, como si de una partida de La Oca se tratara.   
Tú decides en que silla sentarte. Sí, solo tú, aunque intenten hacerte creer lo contrario.
Tú, tienes el poder. Tú.



Margalida Garí Font


sábado, 19 de septiembre de 2015

Carta de la Sabiduría.

Sé, siente, existe.
Haz limpieza. Todo lo que está fuera del corazón, desterrado.
Quieres, todos queremos, engañar al alma y brindar con el miedo. Alcanzar al cielo, estrecharle la mano y decirle sin tapujos “vaya tralla me has dado y aún no me has vencido”.
Sé todo viento para abrazar con una brisa cálida cuando los cristales penetran hasta romper el verso y desordenar la prosa que nos vendió la vida.
Siente toda el agua que posa en uno, y todos, los océanos como sí de una manta se tratara. Qué el mar hoy está en calma y, sin embargo, la ola quizás nos ahogue mañana.
Existe como si pudieras ser agua, tierra, fuego y aire. Y, si no puedes ser ninguno de ellos hazte el favor de sumergirte en ellos, de bañarte en aguas trasparentes, de descansar sobre un terreno fértil, de calentarte al lado de un hipnotizador fuego y de hinchar los pulmones  con el aire más limpio del planeta. Solo así sentirás que eres y que estás vivo.
Haz limpieza que de corazones rotos y sueños no alcanzados está lleno el cementerio.
Haz limpieza, no porque yo lo diga sino porque ya sabes cómo es vivir acompañado de tantas sobras, de tantas prisas y desamores. Ya sabes cómo es la frustración y el desengaño, la pérdida y la desilusión. Hay tantas promesas que sirven de tan poco…
Haz limpieza, no para impedir su entrada sino para forzar su salida, no para huir de las batallas sino para devolverles la paz. La paz a los pueblos y la paz al alma.
Haz limpieza. Hazla hoy que el corazón no comprende de esperas y la razón es el primer amor con el que cuenta un corazón. Y, ¿qué te voy a explicar que tú ya no sepas de los primeros amores? ¿Acaso tú te olvidaste del tuyo?
Sin embargo, en primer lugar, sé, siente y existe. Lo demás, vendrá acto después, créeme, yo ya he vivido.


Firmado,
La Sabiduría
19.09.15

jueves, 13 de agosto de 2015

Donde todo empieza y acaba.

Todo empieza y acaba en un sumergirse bajo el agua.
Nunca nada había sido tan sencillo.  Primero los pies, después las piernas y la cintura y, finalmente, los brazos, la barbilla y los ojos. El orden puede variar, la quietud no varía.
Allí abajo se encuentra todo un mundo de fantasía de color azul en todas sus tonalidades. Está allí, yo lo he visto.
Un mundo en dónde el cuerpo es ligero y dócil, el corazón se enlentece y el cabello adquiere técnicas de baile desconocidas para el paraíso terrestre del viento. Un mundo de silencio y de despedida a las palabras, ¿Quién desea el habla teniendo paz?, ¿Quién goza pronunciarse en el reino de los corales?, ¿Quién tiene el coraje ahora?, ¿Quién lo tuvo antes?
Todo empieza y acaba en un sumergirse bajo el agua.
El tiempo, ese villano de vidas y también de muertes, se pierde en la corriente del agua y no vuelve. La luz, esa Diosa del día que duerme en la noche, es incapaz de llegar a todas las profundidades marinas. ¿Acaso llega la Diosa a las profundidades del corazón? ¿Acaso tú, tienes el corazón lleno de luz? Afírmalo sí te atreves, se, por una vez, valiente y niega las sombras del alma.
Allí, en el agua, nadando van los sueños y sus dueños, huyendo del miedo pero con miedo, ahogándose en la triste certeza de no haber encarado con firmeza a la vida, de no haberle sido infiel. Nadando van los sueños y sus dueños, siguiendo el flujo del agua y difícilmente, algunos pocos, se empernan en ir, inútilmente, a contracorriente. Aún así, os lo aseguro, les he visto, esos pocos son felices y hasta sonríen entre oleaje y oleaje.
Todo empieza y acaba en un sumergirse bajo el agua.
La rebeldía innata por defecto (o virtud) cobra su forma más espléndida en un mundo de calma y de tempestad. Jamás hay que olvidar que así como el mar nos regala la paz, hay veces que nos muestra la tormenta y otras, incluso, se alía con las nubes y el viento y nos enseña todo su poder.
Comprendemos, entonces, la nada que somos ante la naturaleza, la poca palabra que tenemos para ella. Somos capaces de recortarle los bosques y las montañas, también de ensuciar el aire y el agua pero somos incapaces de domarla y de vivir sin ella. Ella nos crea y nos destruye, nos enseña y nos castiga. Es amor y odio. Y en los retos, ella nos devuelve a cada uno a nuestro sitio con poco más que la humildad y la certeza de que hemos perdido en tozudez pero hemos ganado en humanidad y, por supuesto, en rebeldía.
¿Hay algo más hermoso que la libertad y la rebeldía?  
Esa lección iba yo aprendiendo en el tiempo infinito en que mi cuerpo y mi mente flotaban en el agua. Y ya no había cuerpo, ni mente, ni yo subjetivo, todo era uno y no era nada. Absolutamente nada e indiscutiblemente todo.
Todo empieza y acaba en un sumergirse bajo el agua.
Cuando lo entiendas habrás vivido.



Margalida Garí Font


Déjame vivir
Libre
Pero a mi manera.


Jarabe de Palo.

domingo, 19 de julio de 2015

La Centrifugadora

La comprensió de la centrifugadora no és complicada, no obstant, tampoc és una qüestió senzilla.
En paraules científiques, és tracte d’un voltatge a gran escala amb unes constants de velocitat perfectes dins un espaitemps concret donant com a resultat un valor d’humitat igualable al zero i, per tant, una neteja exhaustiva i, a més, antimicrobiana  del producte que hi ha dintre.
Tot un avanç tecnològic, una relíquia de la sanitat i l’hostaleria que encara avui és d’allò més cotitzat.
En paraules literàries és definiria més com un viatge curt a una quarta dimensió, on els pentinats de boda i els uniformes planxats firmen la seva sentència suïcida davant un jutge que té el format del vent, el caos i el desordre. Un paradís per la bogeria. Una besada d’amor cap al diable.
Passa però, que la centrifugadora no només és un objecte físic i tangible, és també un estat emocional. Una incomprensió de l’ànima que ha passat per mans de múltiples i importants personatges intel·lectuals molt abans, inclús, de que la centrifugadora fos quelcom existent.
La centrifugadora és doncs, l’oracle i el rímel de les parpelles, una enciclopèdia multilingüe i la Teoria Copernicana, el desamor i nedar al mar amb lluna plena, Galileu i Einstein, poder anar aferrats de la mà i el monstre del llegones.
Tot i així, encara queda un altre i darrer tipus de centrifugadora. Una que vol i va més enllà de tota definició anterior. L’anomenarem la Centrifugadora, així, en majúscules.
És tracte d’un esdeveniment habitual dins l’espècie humana però es desconeix a les demés espècies.
La Centrifugadora és despertar-se als matins amb els llavis plens de maduixes dolces demandants de set de més saliva amb sucre.
La Centrifugadora és mirar fixament als ulls i sentir que tot el cos és comença a gronxolar i que el món és torna tan minúscul que només hi ha espai per els ulls que tornen la mirada.  
La Centrifugadora és trobar un laberint dins una abraçada sense sortida d’emergències per on poder fugir de la taquicàrdia cardíaca.
La Centrifugadora és perdre el control de les papallones que, ara ja en massa, s’han posat a ballar dintre de la panxa. És un morir de pessigolles i un viure d’aire perfumat.
La Centrifugadora és el tacte de la pell de gallina quan la roba cau per gravetat i per força constant. És la nuesa amb pintura permanent gravada al cos.
La Centrifugadora és la primera besada immortal a sobre d’un matalàs d’abelles. També les demés besades immortals. La Centrifugadora són totes i cada una de les besades siguin o no immortals.    
La Centrifugadora és la planificació d’un viatge (també de milions de viatges) a la fi del món i fent escala a cada continent, país, regió, ciutat i poble que estigui present al planeta Terra.
La Centrifugadora és voler viure, voler somiar, voler lluitar i, sense voler, estimar.




Margalida Garí Font,

Dóna’m l’amor salvatge que l’amor sense ser salvatge és un amor que ha mort.